Envuelta en un perceptible manto primitivo se alza Tilcara a la vera del Río Grande, bajo el centro del zapato con tacón que dibuja el mapa de Jujuy. Su paisaje quebradeño, obra de un clima seco y una consecuentemente escasa vegetación, es uno de los más elegidos como destino turístico por quienes se lanzan a conocer el noroeste argentino.

En Tilcara las calles son empinadas, y en sus orillas sobreviven menudas casas de adobe que, en conjunto, conforman un cuadro pueblerino acorde al panorama que lo abraza. Vicuñas, guanacos, hurones, cóndores habitan sus campos, compartiendo territorio con lugareños respetuosos de la historia que los antecede. Colores opacos completan esta rústica maqueta, obra de la naturaleza y el hombre.

La ciudad de Tilcara es considerada Capital Arqueológica de Jujuy debido a la cantidad de materiales que han sido desenterrados y a tantos otros objetos que aún permanecen bajo sus tierras. Lo más destacable en este sentido es el descubrimiento del Pucará, sitio dónde es posible revivir a cada instante la época de los antepasados norteños. Gran cantidad de museos se incorporan a este circuito cultural, valiendo cada uno el tiempo invertido en su reconocimiento.

Pero no todo es seriedad en Tilcara que, más bien, es conocido como pueblo festivo. La Fiesta de la Chicha, la celebración de la Pachamama, y el famoso Carnaval, son algunos ejemplos que los visitante pueden disfrutar durante el verano.

Dueña de una infraestructura de servicios capaz de permitir una cómoda estadía, la ciudad de Tilcara presenta además una extensa cartelera de actividades turísticas que pueden realizarse al aire libre y disfrutando del paisaje circundante: excursiones al Cerro Morado y al Pucará de Tilcara, cabalgatas, trekking, mountain bike, e interesantes paseos con llamas por distintos senderos de la región.

Tilcara se ha convertido con el tiempo en el principal centro turístico del noroeste argentino. Con una gran capacidad hotelera e itinerarios precisos, este poblado jujeño lo llevará a vivir los más fuertes choques con la cultura regional.

Tilcara es cultura y arqueología, es vivencia de prácticas ancestrales y celebraciones comunitarias; es mucho más que un sitio para visitar y recorrer; es un lugar donde internarse, conocer y experimentar un estilo de vida respetuoso de la historia y las tradiciones.

El circuito puede iniciarse dentro de la propia ciudad, recorriendo uno a uno los seis museos con los que cuenta. Esculturas, pinturas, materiales arqueológicos, alegorías religiosas, colecciones de arte; esperan en cada uno de estos recintos a modo de datos certeros sobre la vida en la región.

Tan sólo a un kilómetro del poblado se alcanza el Pucará de Tilcara, ruinas parcialmente reconstituidas de un milenario pueblo aborigen. En algún tiempo esta construcción significó una fortaleza desde dónde los nativos custodiaban sus tierras; hoy constituye una atractiva excursión que permite vivenciar antiguas costumbres.

Una particular e imperdible excursión, que sólo puede realizarse en Tilcara, es la caminata con llamas por distintos senderos de la región, visitando salinas, quebradas, volcanes y valles. Constituye una alucinante experiencia que busca revivir una práctica ancestral conectando al visitante directamente con la Pachamama.

La Garganta del Diablo es otro apasionante sitio para conocer. En este caso, una magnífica obra de la naturaleza. Allí, el agua produjo una profunda incisión sobre rocas vivas creando un paisaje de ensueño.

Artesanías, fiestas comunitarias, excursiones al aire libre, completan, aunque no agotan, las opciones presentadas por Tilcara, un poblado donde la magia mora en cada rincón.